viernes, 18 de enero de 2008

Intro a modo de ejemplo - Death Valley, CA, USA (jucasel)



Corría el año 2000. Grandes amigos acordamos hacer un Coast to Coast across the States, desde Miami a San Francisco. Para compensar, el no fumador del grupo decidió comprarse un baloncete en Florida para practicar mientras Pilar, Gemma y Dani se fumaban un pitillo. Quise buscar una foto inmortal con el balón en un lugar único, inigualable. Y que mejor lugar que el más profundo y caluroso de América: Death Valley. De pronto, paro el coche, saco el balón y pido esta foto. Es mi referencia planetaria dentro del fútbol.




Referencia geográfica



Ver mapa más grande

domingo, 13 de enero de 2008

Prólogo - Hasta el fin del Fútbol (jucasel)

Bienvenido al weblog Hasta el fin del Fútbol, un proyecto basado en los dos posts anteriores a modo de prólogo en los que se han flasheado las principales ideas, o mejor, las interpretaciones de las ideas que un libro y una película han inspirado.


En realidad, únicamente con el libro ya me había dado el neuro de ponerme a buscar un hueco entre las 24 horas del día para hacer algo parecido a ese libro pero en versión internet, y qué mejor herramienta que un blog para ello. Corremos el riesgo de no ser nada originales, pero da igual. El tiempo será el que marque si esta idea, original o no, continúa.


El trasfondo general resumido es que el fútbol va más alla de los periódicos deportivos, los especiales de los domingos en la tele, el mundillo rosa de algunos de sus protagonistas. Los que lo hemos practicado de pequeños siempre vemos estos partidos tan grandes alejados de la realidad esencial de este deporte, y nos vamos a ver jugar a nuestros hijos o sobrinos, o le damos una patada a esa bolsa que juguetea a nuestro lado, o nos admiramos viendo como en cualquier parte se palpa esa atmósfera esférica.


Esa atmósfera, alejada de lo que vemos cada día es la que me gustaría quedara aquí reflejada, y que fuera reflejada "with a little help from my friends". Es por ello que uno de los últimos posts "de letras" que apareceran aquí de mi teclado será para pedir la colaboración de todo aquel que disponga de material interesante y que quiera escribir algo al respecto.


No vamos a publicitar este blog más allá del boca a boca, de un primer correo a los allegados y de un post en un blog personal, o en más si teneis a bien publicitarlo.


No va a ser un monográfico de mis fotos "year after year" buscando imágenes de este tipo alrededor del mundo, estilo Wenders. Al menos, no es el objetivo. Si este blog no consigue vida propia, pues casi que no tiene sentido. Esa radicalidad se verá a fin de año, cuando analicemos los posts conseguidos, sus origenes y en general, la vidilla que este blog haya tenido.


No vale buscar imágenes en el google y enviarlas. Lo mejor de esto es haber estado allí y poder contar las sensaciones (si las hubo al respecto). Seguro que alguna cosas recordais del momento de haber hecho una foto que aparezca en hastaelfindelfutbol. Además, no quiero que me venga algun profesional del mundillo con aquello de los derechos de reproducción.


Call for jpgs


¿Y cómo puedo proponer una de mis fotos?


Fácil, sencillo:

  • Envía un correo a hastaelfindelfutbol@gmail.com
  • Adjunta la foto en formato .jpg
  • Da tu nombre, apodo o lo que quieras salga como autor (blog, mail, etc)
  • Localiza la foto geográficamente. (Meter la referencia vía Google Maps es para nota)
  • Escribe el comentario con el que te gustaría complementar la foto, explicando como se hizo o que te llevó hasta alí, o por qué te dió por hacerla ...

Y lo que se te ocurra y pueda ser publicado.

sábado, 12 de enero de 2008

Prólogo - Planeta Fútbol (Canela y Chisleanschi)

Título: Planeta Fútbol

Tapa dura, 18x26 cms, 204 páginas
Materia: Fotografía.; Juegos de pelota.
ISBN: 84-95939-41-X


Autor: Canela, Chisleanschi Las originales fotografías de Andoni Canela acompañadas del texto de Rodolfo Chisleanschi configuran un extraordinario reportaje sobre el fútbol en estado puro en todos los rincones del mundo. El prólogo corre a cargo de Jorge Valdano.

Andoni Canela: fotógrafo español apasionado por el fútbol y los viajes, aficiones que ha fusionado a la perfección en este trabajo. Ha publicado reportajes en Newsweek, Times, National Geographic.

Rodolfo Chisleanschi: este periodista argentino es el subdirector de la revista GEO, pero ha colaborado con algunos otros medios como la revista Muy Interesante o Cambio 16. Además, trabajó con la revista deportiva Don Balón y es corresponsal de deportes del diario Clarín en Madrid.


En su repaso a esas expresiones culturales que buscan su inspiración en el deporte, FIFA.com se detiene en esta ocasión en el libro de fotografía de Andoni Canela y Rodolfo Chisleanschi, "Planeta Fútbol" que descubre el deporte rey tanto a la vuelta de la esquina como en lejanos parajes. En la arena del desierto o de una playa, en la altura de una montaña boliviana o en el patio de un colegio, cualquier lugar es óptimo para jugar al fútbol. Las instantáneas de Andoni Canela recogen la esencia de este deporte tan universal y global como el lenguaje que se emplea para reproducirlo, la fotografía.


Su afición al fútbol le ha ayudado a captar las mil y una historias que hay detrás de cada imagen, y es que cada lámina dice mucho más de lo que en ellas se ve. Esta recopilación de fotos nos demuestra como el fútbol impregna cada rincón de este mundo, y aparece donde menos te lo esperas, ya que con el tiempo se ha metido en la vida cotidiana de los hombres.


Jorge Valdano se encarga de apadrinar y escribir el prólogo de este libro al que califica de "excepcional" porque "demuestra que el fútbol es universal y eterno como el amor de un hincha a su camiseta". Y aunque advierte que en sus páginas no encontraremos a Pelé ni a Maradona, sí descubriremos que la grandeza de este deporte es su capacidad de igualarnos. Porque "esos chicos que corren detrás de todos esos balones están escapando de quién sabe qué miserias y van en busca de quién sabe qué sueños".


Podemos decir que el libro es fútbol en estado puro, como puras y verdaderas son cada una de las fotos que descubren una portería pintada en una pared, o delimitada por los abrigos de los chicos en el parque de su barrio.


Canela recupera la sencillez de este deporte, vuelve a las raíces auténticas del fútbol con las imágenes tomadas en 36 países de diferentes puntos del planeta Tierra, y completamente alejadas del fútbol que vemos en la televisión o leemos en los periódicos cada día. Y sin embargo, resultan mucho más cercanas que las de las grandes estrellas del balón.


El libro es un álbum muy auténtico del alma del fútbol, una colección de terrenos de juego improvisados, de toques sutiles, de futbolistas de once años de Oceanía, Sudamérica o África, en el que todos encontraremos, en alguna de sus páginas, nuestro propio retrato. Tomen este libro, y prepárense para un maravilloso y romántico viaje visual por el planeta fútbol.


Ojalá el fútbol no hubiera sido secuestrado por la mercadotecnia, ojalá no se hubiera convertido en el siniestro negocio que convierte a los jugadores en hombres-anuncio, a los entrenadores en patéticos oradores y a los periodistas en alumbrados enérgicos de la banalidad. Pero todo esto es un poco pueril, hay que reconocerlo: no parece que hubiera otro remedio toda vez que el fútbol sirvió para encauzar amores patriotas, esconder dinero no declarable, y para mantener a una buena parte de la población lo suficientemente anestesiada con los asuntos del balón como para que no se dedique a pensar en cosas más peligrosas. Pero todo eso no alcanza a colaborar suficiente como para que los que estamos enganchados al fútbol desde niños -en mi infancia no hubo un libro de cuentos de los hermanos Grimm abasteciéndome de personajes, sino las épicas crónicas de los partidos de fútbol que devoraba en los periódicos del ramo soñándome protagonista del texto abarrotado de expresiones viriles-, aun llegando a sentir repugnancia por lo que rodea al fútbol, no acallemos esa sensación en cuanto la pelota empieza a rodar, en cuanto vemos a unos niños disputar un partidillo en una calzada en la que los interrumpirán los coches en cualquier momento, en cuanto, en la playa, pedimos a los que están jugando que nos dejen participar. Lo dice Jorge Valdano en el prólogo brillante del libro que suscita estas líneas: puede que el fútbol sea como la política -la guerra por otros medios-, pero mirando a unos niños que pelotean en una calle de un suburbio de cualquier parte es fácil imaginar que guerra es la vida que les tocó vivir y la cancha el lugar en donde la realidad les da una pequeña tregua.

El libro se llama Planeta Fútbol, contiene un montón de espléndidas fotografías de Andoni Candela y unos cuantos textos sabrosos de Rodolfo Chisleanschi. En uno de esos textos se lee que el fútbol nos iguala: en esencia, lo que siente un camerunés, un sueco, un español o un chino cuando marca un gol es lo mismo.Candela ha recorrido el mundo entero buscando escenas de fútbol y ha encontrado instantáneas memorables en los lugares más raros: una aldea boliviana a muchos metros de altura donde unas mujeres juegan un partidillo, una playa de Sicilia, un monasterio riojano, la Polinesia, el Serengeti en Tanzania -con una cebra que pasa junto a una frágil portería. Hay muchos niños en este libro, hay mucha ternura y una prodigiosa capacidad para descubrir la belleza de escenas cotidianas. Hay balones de primera y pelotas confeccionadas con papel, hay campos que trepan por una ladera y otros que se improvisan en cualquier playa, unos están rodeados de frondosa vegetación y otros se han instalado en las primeras líneas del desierto. No encontraremos grandes estrellas del balón en este libro, ni despachos de ejecutivos donde se habla de millones de euros con escalofriante cotidianeidad, no encontraremos a ningún entrenador en el terrible quite de ser acribillado en una rueda de prensa, ni estadios llenos, ni banderolas al aire. El fútbol que ha recogido la cámara de Andoni Canela es el misterioso fútbol de los que sueñan con estadios llenos e interpretan grandiosos papeles estelares en cualquier cancha de piedra. Por eso es tan emocionante y tan hermoso. Porque lo que ha ido a buscar y ha encontrado Canela en este viaje por el planeta fútbol no es otra cosa que la infancia. Y hay mucha alegría en sus páginas -la alegría misteriosa de quienes no tienen otra cosa que un partido de fútbol para soñarse a sí mismos- y mucha nostalgia -la de quienes estuvimos allí, en esa infancia que duró lo que un partido de fútbol y a la que ya sólo se puede echar de menos.

Ojalá el fútbol no fuera el pesado espectáculo de cifras, maletines y micrófonos cansados en que ha devenido. Pero aunque sea así, siempre, en cualquier parte, estarán unos niños empezando un delicioso partido -en Cefalú o en Botswana, en la Capadocia o en un colegio de Málaga, junto al Kilimanjaro o en una calle de Benarés- en el que al ponerse en juego el balón estará otra vez funcionando la experta maquinaria de los sueños, que permite concederle una tregua a la guerra nuestra de cada día.


Fuentes:

Prólogo - Hasta el Fin del Mundo (Wim Wenders)

Farber (pintor, dibujante, en alemán) ha estado coleccionando imágenes alrededor del mundo con una máquina que permite ver a los ciegos y, específicamente, a su madre Edith (Jeanne Moreau), privada de la visión.


Wenders, fascinado por aquel entonces por el avance del cine digital, da preponderancia en la película a la máquina que Henry y Sam han elaborado que permite grabar imágenes para que las vean los invidentes mediante el registro y copia de las ondas cerebrales del "cámara" en el cerebro del "espectador".
El movimiento de la película reajusta su centro, después de esta primera parte a través de lo desconocido de las ciudades y de los signos, al rearraigarse en algún lugar de Australia, en pleno desierto, alrededor del trío familiar: el padre, la madre, el hijo. Este reajuste parece dejar pasmados a los otros personajes (detective, escritor celoso sin inspiración.. como si Wenders no supiera qué hacer con ellos. El auténtico guión wendersiano se vuelve entonces explícito: el del hijo que recorre el mundo (el famoso tema del vagabundeo), especie de puesta a prueba que encuentra su desenlace en el bucle familiar. Trevor no hace más que colmar el deseo de un padre visionario, encerrado en su idea fija. Lo cual consiste en una transmisión de imágenes que permitan por fin a la madre ciega (Jeanne Moreau) ver, percibir formas y colores, rostros de parientes desperdigados por el mundo, esas imágenes que Trevor ha filmado en las ciudades, con su curiosa cámara. Podemos decir esto de otra manera. Se trata para el hijo de ayudar (a la vez que se rebela) al padre a ver por fin a la mujer que le quiere y a la que ya no ve más que a través de un sueño loco de científico. No es el hecho de que la madre sea ciega el quid del problema, sino el que haya que alimentar el deseo del padre, el deseo maquinico de imágenes imposibles. Todo el guión anterior, aquella peregrinación hasta el fin del mundo no habrá sido para Trevor más que una búsqueda de imágenes que, una vez manipuladas por las máquinas del padre, entrarán en el cerebro de la madre para constituir el home movie soñado, devolviendo así la vista a una ciega y reuniendo a toda la santa familia.


"La mirada es siempre un acto de amor. Look es rápido, se olvida rápidamente y se hace sin preparación, con mucho menos concern, sin que uno se implique. La que el lenguaje electrónico va a crear, es sólo to look at everything (verlo todo). Y será increíblemente difícil inventar una mirada a través de una cámara de vídeo con la misma emoción que se tiene con cualquier máquina de fotos. No sé por qué."


Podríamos darle la vuelta a las palabras de Wenders y decir que si no educamos nuestra mirada, para ver con emoción, con implicación, no podremos querer. Acumularemos retazos de la realidad, sin que ellos dejen huella en nosotros, sin que nosotros dejemos nuestra huella en ellos...